tengo una herida en la planta del pie derecho que no me deja caminar
bien. me la hice el primero de enero como a las 4 de la tarde, cuando
regresaba a la parte onda del mar después de salirme nadando con una
ola. un hermano de ana me preguntó un día antes como hacía eso, le dije
que cuando llegara una ola grande tenía que nadar como idiota hasta que
la corriente se lo llevara con ella, y así le acababa de hacer. me gusta
hacer eso cuando voy al mar, una y otra y otra vez. Ese día no había
olas muy grandes y el mar estaba muy tranquilo, así que aprovechaba
cualquier ola suficientemente grande para montarla con mi cuerpo.
regresaba de esa última con el nivel del agua en el pecho cuando sentí
que me enterré algo. En ese momento por mi mente sólo pasaron un pedazo
de vidrio o un alambre largo y delgado, porque lo sentí algo profundo en
mi pie. Más tarde me preguntaron que sentí al momento del piquete y fue
un rápido jalón hacia abajo, hacia el piso.
Saqué el pie y vi que
sangraba, comenté a los que me rodeaban que me había enterrado algo
grande y caminé hacia la playa, el dolor empezó a aumentar y le pedí
ayuda al mismo hermano de ana para recargarme en él.
me vió el pie y
me dijo que fue una raya lo que me picó, inmediatamente le gritó a toda
la gente que estaba en la playa. Cuando dijo raya dos cosas importantes
pasaron, una; me acordé del cazacocodrilos y de como murió por un
piquete de raya; un lado de mi cabeza pensaba eso y el otro pensaba que
no fuera tonto, que al cazacocodrilos le picó una raya directamente en
el corazón y por eso se murió. La segunda cosa importante que pasó fue
que llegó el dolor. Fue el dolor más fuerte que he pasado en mi vida, y
por mucho. Cuando llegué a donde estaba todo el mundo no me importaba
nada, me pusieron una silla y preferí sentarme en una tabla. me dijeron
claramente que no me iba a pasar nada, que me iba a doler muchísimo pero
que me iban a inyectar y que en un ratillo iba a estar bien. Mientras,
me amarraban una camisa abajo de la rodilla para usarla como torniquete
pero la que me amarró no podía y la acabé apretando yo. Llegó el otro
hermano de ana en la moto y le dijeron que me llevara con el abuelo, que
es doctor. Nadie sabía como subirme y mientras deliberaban me paré y
brinqué al asiento de atrás, con el pie chorreando sangre roja
escarlata. Fueron 40 segundos en la moto y llegamos a 15 metros de donde
me había sentado en la tabla, pero habíamos rodeado el campamento y
estábamos frente a una casita. me bajé brincando en lo que llegaba toda
la gente y me paré en el petate de la casita.
Cuando llegó el abuelo
me metieron a la casita y me acostaron casi a la fuerza en una cama. Yo
cerraba los ojos y sentía que alguien metía el dedo en la herida,
gritaba que no lo hicieran pero abría los ojos y no me estaban tocando
la herida, solo limpiando la sangre que no dejaba de salir.
Me
estuvieron limpiando y platicando unos minutos en lo que el abuelo
revisaba la herida, corrieron a todo el mundo y me inyectó dolac, un
analgésico aparentemente muy fuerte; una vez en la vena del brazo y otra
en la nalga, trajeron una tina y agua casi hirviendo con unas hojas
adentro, hoja de raya, me dijeron que era.
imagina que alguien
filma todo esto que escribí (que en realidad pasó en casi 20 minutos) y
lo pasa por tu cabeza pero apretándole fastforward y rewind una y otra
vez, adelantando y regresando las imágenes. Así me sentía, todo daba
vueltas y todo pasaba rapidísimo y yo no pensaba con claridad, estaba
como histérico, me dijeron que llorara, que todo el mundo llora, pero yo
no quería llorar, yo no necesitaba llorar, sólo me reía, no se que
necesitaba, eran ansiedad y desesperación lo que sentía. Me pidieron que
describiera el dolor y lo pensé lo más tranquilamente que podía;
imagina que alguien le saca punta a un palo de escoba, le pega una lija
muy aspera en la punta, te hace una cortada no muy grande en la planta
del pie y mete por ahí el palo con la lija, girándolo lentamente dentro
de tu pie. Era un dolor que empezaba en la cortada pero no tenía fin, no
me dolía todo el cuerpo pero era como si así fuera, no podía pensar del
dolor. Recordé la escena de la quemada qúimica en fight club, traté de
aislar el dolor y concentrarme en el para no sentir nada más. De alguna
manera funcionó, eso y el dolac. Con el pie en el agua caliente empezó a
disminuir el dolor, y luego el dolac hizo efecto y lo bajó un poco más.
ana e irma me acompañaron todo ese rato, llegaba más gente a ver y me
preguntaban cosas, yo no quería que se fueran, se siente bien la
compañía.
dicen que ya tengo una anécdota que contar, que la experiencia lo vale. yo digo nada que! ese dolor no se lo deseo a nadie.
malditas rayas sangrientas
No comments:
Post a Comment